No fue un día cualquiera

Ayer me disponía a contaros mi periplo por Dublín, pero el día se dispuso de tal manera que me hizo posponer a hoy esta entrada y, al menos, momentáneamente, aparcar el relato de lo increíble que resulta siempre volver a Irlanda.

Pero es que las cosas no iban por esos derroteros, y eso que el día no había empezado demasiado bien. Me encontraba yendo al trabajo en coche, con un calor mayor que el de costumbre, lluvia y además atrapado en un buen atasco, cuando noté que dentro del coche el aire ya no salía frío…3 minutos después teníamos una “fumata blanca” saliendo del capó. Al final era una correa y fue más la impresión del humo que otra cosa, (ni 10 euros costó el arreglo así que la semana que viene fijo que os vuelvo a hablar del coche…)

Dicho esto, ayer un importante periódico nacional repartía sus premios a los “Nigerianos del año” con la presencia de dos invitados muy especiales: Bill Clinton y Arnold Schwarzenegger. Como era de esperar no teníamos invitaciones, pero a media mañana nos regalaron unas invitaciones que habían conseguido en el último momento! Aun así no teníamos entradas para todos, por lo que empleando mis “artes nigerianas” conseguí hacerme mi propia invitación al evento. Fotocopia, cartulinas, recortes de colores y hasta un chicle para pegar el sello…fueron suficientes como para fabricarme una invitación con la que entrar en semejante fiesta.

Y aunque no tengo fotos que lo demuestren, os contaré que cuando entraba al hotel donde se celebraba la gala, paseando por uno de los jardines me encontré a un hombre más viejo de lo que uno imagina, con la cara rosácea y en chándal, pero era él, el mismísimo Bill Clinton, que muy amable al pasar me dirigió un “Hello!”

Con el asombro de encontrarse a un personaje como éste (en Nigeria) entramos al cocktail y posterior gala. Tanto Clinton como Schwarzenegger hicieron un discurso sobre lo “contentos” que estaban por estar en Nigeria…y aunque el discurso de Clinton fue francamente mejor…los nigerianos siempre recordarán que el de Schwarzenegger acabó con su célebre “VOLVERÉ…a Nigeria”

El lujo extremo de las mesas chocaba con los bricks de litro de zumo que colocaban en cada una de ellas y aunque la excusa del evento era entregar unos premios, absolutamente nadie les aplaudió al recibirlos porque estaban más pendientes de que no se les enfriara la carne que de saber quién recibía los premios! (“This is Nigeria”)

Y es que eso es Nigeria, un país de contrastes. Un país en el que en la misma calle donde te encuentras al presidente de los EEUU, un vendedor ambulante te intenta vender un perro en la misma ventanilla del coche!

Un abrazo!!